La Aromaterapia energética asocia el conocimiento del alma
de las plantas –dicho de otro modo, de los aceites esenciales- a la ciencia de
los chakras y los cuerpos sutiles, así como a todas las facultades de los
órganos sensoriales, en primer lugar los sentidos del olfato y del tacto.
En el Ayúrveda, se dice que las plantas poseen la facultad
de influir en el funcionamiento de los
chakras y los cuerpos sutiles, por tanto,
sus efectos se extienden hasta los aspectos psicoemocional y físico del
ser humano. ¿Qué mejor que los aceites
esenciales (o el alma de las plantas) para
influir con sutileza pero al mismo tiempo con eficacia, en el
funcionamiento del cuerpo humano? Estas
esencias divinas y complejas son medios indispensables para favorecer la alegría y la salud del ser
humano a todos los niveles.
El estado del cuerpo físico es la consecuencia de una gran cantidad de información y procesos que se van
acumulando con el paso de los años,
hasta almacenarse en nuestros cuerpos energéticos, esos que conocemos como «chakras». Toda nuestra biografía,
incluida la que procede de vidas
anteriores, se concentra en nuestros centros energéticos.
Una acumulación de pensamientos negativos, puede llegar a
«atascar», e incluso bloquear el buen
funcionamiento de un chakra. La sensación de no
haber sido amado, respetado o comprendido durante la infancia, el
doloroso luto por un ser querido o el
impacto de una guerra, por ejemplo, son experiencias que pueden perturbar el buen funcionamiento
de uno u otro chakra. El hecho de
encadenar vivencias negativas, puede «contaminar» uno o varios chakras y
llegar a provocar, en el futuro,
diversas patologías por todo el organismo.
Pensemos en situaciones que perturban el tráfico de una
ciudad, como un cruce de calles, un
accidente o la tradicional «hora punta», que acaban formando un atasco que se extiende hasta las
arterias de los alrededores y llega
hasta otros cruces. La ciudad entera se paraliza. Los chakras son como esos cruces de calles, son centros
energéticos que regulan y nutren las
diferentes funciones de nuestro cuerpo.
Habitualmente se distinguen siete (o nueve) chakras
principales, que están alineados en la
columna vertebral, cada uno de ellos con la
correspondiente cualidad, estructura, forma y color específicos. La
palabra «chakra» procede del sánscrito y
significa «rueda». Los chakras se complementan entre ellos, no funcionan por separado unos de
otros. Al igual que un vehículo sólo
puede rodar perfectamente si las cuatro ruedas están en buen estado, un
ser humano no puede resplandecer si no
tiene abiertos todos sus chakras.
Cuando los chakras están cerrados, la fuerza vital se
bloquea, los antiguos esquemas resurgen
y nos estancamos. La vida pasa a ser una obligación. En cambio, si están abiertos, el espíritu
(nuestro yo divino), puede manifestarse
mejor en la materia, el tiempo y el espacio.
Tomado de Aromas que Curan.
Tomado de Aromas que Curan.


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